Ver películas de los ochentas me parece terapéutico. Cuando estoy triste o sin inspiración, desmotivada y vistiendo mi polerón de la flojera (es gris y aburrido), recurro a ver una de éstas. Los resultados son inmediatos; me alegran los colores vibrantes, las bandas sonoras saturadas de sintetizadores que se reconocen al segundo y las tramas sencillas e ingeniosas a la vez. Ahora imagina aquellos elementos esenciales del cine ochentero sumado con Molly Ringwald, exacto, me hacen levantarme de mi cama desecha, quitarme el polerón de la flojera y usar el atuendo más extravagante que tenga. Molly Ringwald cura todo día malo.
Cuando ella decidió a los 10 años actuar en el musical de Annie, no tenía idea que prontamente cambiaría este planeta. Un director se fijó en la pequeña pelirroja y le dio su primer papel principal en el programa The Facts of Life (1979-1980) donde interpretó a una estudiante feminista (la primera Lisa Simpson) Cuatro años más tarde, estaría trabajando en Sixteen Candles (1984), la ópera prima de John Hughes, un futuro director legendario del cine adolescente. Rápidamente Molly se instaló entre las actrices más reconocidas de aquel tiempo, incluso entrando al "Brat Pack", un grupito de actores jóvenes que compartían pantalla bien seguido, eran como los chicos cool del colegio que entran caminando en cámara lenta.
Luego del rotundo éxito de esta película, Molly colaboró dos veces más con Hughes en The Breakfast Club (1985) y Pretty in Pink (1986). Ambas fueron igual de taquilleras y la posicionaron como una "It Girl" debido a que no solo destacaba por sus impecables actuaciones sino que también por su propio estilo y burbujeante personalidad. No obstante, tras esta santísima trinidad, ella rechazó el papel en una nueva cinta de Hughes debido a que era similar a estos tres anteriores roles. Hay que recalcar que filmó estas películas todavía estando en la secundaria, tan solo era una adolescente y ahora quería reinventarse con personajes más maduros por lo que decidió trabajar en For Keeps (1988). Ésta tal vez fue su última aparición memorable ya que luego actúo en Fresh Horses (1988), la cual fue un fracaso tanto en la critica especializada como en la taquilla.
Los ochentas terminaron y ella desapareció del plano mediático, incluso rechazó los famosos papeles principales de Pretty Woman (1990) y Ghost (1990) pero esto no le preocupó porque nunca quiso ser parte de Hollywood, tan solo quería disfrutar de su juventud y mudarse a París. "Me enamoré ahí. Fue increíble. Aprendí francés, trabajé en ese idioma, pude viajar a otros lugares. Nunca había estado fuera del ojo de la tormenta, y quería saber qué se sentiría vivir sin depender de la construcción de una carrera. No estaba casada, estaba en mis veintipico y pensé que si había un momento para vivir en otro país, el momento era ese. Entonces lo hice", comentó años despúes en una entrevista.
¿Realmente Molly Ringwald se autosaboteó? Me gusta pensar que su decisión fue la correcta; supo escoger el momento perfecto para apartarse de la fama caótica que conlleva ser una celebridad, prefiriendo seguir su verdadero sueño. Después de todo, con tan solo tres películas (dejando de lado For Keeps), dejó un legado en la cultura popular y en las vidas de muchos adolescentes, como es en el caso de Sofia Coppola. La directora colocó a Sixteen Candles en el tercer puesto de sus películas favoritas, confesando que “esta fue una de mis películas favoritas en mi proceso de crecimiento. Y seguiré viéndola cada vez que se me cruce”.
Actualmente, Ringwald sigue teniendo pequeños papeles. Apareció en The Kissing Booth (2018) y en la serie Riverdale (desde 2017), casi como un elemento nostálgico dentro de estas nuevas historias adolescentes. Sin embargo, nada se compara con su carrera de los ochentas a pesar de que muchas veces sus películas cayeran en el sexismo. De hecho, ella misma criticó ciertas escenas de éstas en medio del movimiento #MeToo, concluyendo que si bien son clásicos, muchas veces damos por alto situaciones que siempre fueron incorrectas pero luego de treinta años son recién cuestionadas.
SIXTEEN CANDLES (1984)
Es el cumpleaños dieciséis de Samantha pero en su familia nadie lo recuerda porque todos están preocupados por la boda de su hermana. Por otra parte, ella está enamorada del chico más popular de la secundaria pero él ni sabe de su existencia, a la vez que el nerd está loco por ella, haciendo todo lo posible para llamar su atención.
THE BREAKFAST CLUB (1985)
Cinco estudiantes pasan un sábado en detención, cada uno representando un cliché de las secundarias: el criminal, el atleta, el caso perdido o la rara, la princesa (Ringwald) y el cerebrito. De una forma ingeniosa, la película logra que sus personajes enemistados por sus diferencias logren deconstruir su propio estereotipo, dejando de ver al otro como una figura bidimensional.
Andie vive con su padre desempleado y debe soportar a los niños ricos de la escuela que se burlan de su clase social precaria. A pesar de ello, uno de éstos gusta de Andie y la invita al baile de graduación sin importar sus diferencias. La noticia no solo descoloca a los chicos populares y pesados, sino que también a su mejor amigo, Duckie, quien lleva mucho tiempo enamorado de ella.
FOR KEEPS (1988)
Darcy es una aspirante a periodista con toda una carrera por delante pero sus deseos son interrumpidos cuando se embaraza en su último año de secundaria. Junto a su novio
de toda la vida deciden tener el bebé (no, esta peli no es provida) y casarse para formar una familia. No resulta para nada fácil. Aparecen los arrepentimientos por no ir a la universidad en forma de depresión postparto a la vez que se presentan problemas de dinero y matrimonio.
Se estarán preguntando cuál es mi película favorita de ella. Simple. Pretty in Pink es la ganadora. Junta todo lo fascinante de los ochentas; gente cool vistiendo cool, música de bandas emo británicas (OMD, New Order, The Psychedelic Furs, etc.), bailes de graduación, Harry Dean Easton, un mejor amigo cool que viste aun más cool que las demás personas cool, triángulos amorosos, escenas de lip-sync libres de cringe, y lo más importante, Molly Ringwald, quien le da sensibilidad y dulzura a la cinta.
Es el cumpleaños dieciséis de Samantha pero en su familia nadie lo recuerda porque todos están preocupados por la boda de su hermana. Por otra parte, ella está enamorada del chico más popular de la secundaria pero él ni sabe de su existencia, a la vez que el nerd está loco por ella, haciendo todo lo posible para llamar su atención.
THE BREAKFAST CLUB (1985)
PRETTY IN PINK (1986)
FOR KEEPS (1988)
de toda la vida deciden tener el bebé (no, esta peli no es provida) y casarse para formar una familia. No resulta para nada fácil. Aparecen los arrepentimientos por no ir a la universidad en forma de depresión postparto a la vez que se presentan problemas de dinero y matrimonio.
Se estarán preguntando cuál es mi película favorita de ella. Simple. Pretty in Pink es la ganadora. Junta todo lo fascinante de los ochentas; gente cool vistiendo cool, música de bandas emo británicas (OMD, New Order, The Psychedelic Furs, etc.), bailes de graduación, Harry Dean Easton, un mejor amigo cool que viste aun más cool que las demás personas cool, triángulos amorosos, escenas de lip-sync libres de cringe, y lo más importante, Molly Ringwald, quien le da sensibilidad y dulzura a la cinta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario